"Justicia, justicia perseguirás..." (Deuteronomio 16.20)
La vida es el derecho más preciado. Las que se perdieron en el atentado a la AMIA deben ser recordadas con sus nombres y sus rostros, porque no son sólo 85 personas. Son 85 historias que no pudieron seguir su historia.
Hombres, mujeres, chicos, grandes, judíos, católicos, argentinos, bolivianos. Todos habían comenzado el día con los pequeños objetivos cotidianos: trabajar, estudiar, ir al médico, pagar los impuestos, empezar una dieta, comprar un regalo, volver a su casa.
Pero el odio por las diferencias y la intolerancia les arrancó el mañana. Los dejó sin futuro, sin sueños y nos quitó a cada uno de nosotros la posibilidad de compartir un momento con ellos.
Presentamos testimonios de quienes conocieron a las víctimas, porque sus vidas deben ser recordadas como el mejor homenaje que les podemos realizar. Por todos ellos reclamamos y exigimos justicia.